lunes, 21 de septiembre de 2009

Insurrección

Dice la canción que a la gente no gusta que uno tenga su propia fe y, aunque deberíamos estar acostumbrados, hay momentos que te pillan con la guardia baja y te sorprendes viviéndolos demasiado cerca y con demasiada intensidad. La dificultad de aceptar al otro como algo distinto parece ser directamente proporcional a la cercanía al grupo tribal al que se supone que uno debe pertenecer, da igual que sea país, pueblo (el de las casitas o el otro), clase social, ideología política, religión o familia. Si se supone que uno está dentro de cualquier grupo, la primera norma parece ser la renuncia a la disidencia, seguir al líder o a la corriente de opinión imperante; callar o mejor aún, dar la razón cabeceando para asentir en el coro de ovejas que se retroalimentan de sus propias aseveraciones, cada vez más pobres y baratas. Si hoy en día cuesta aceptar a los que no son como nosotros –la secta necesita reforzar su identidad como grupo excluyente – que decir cuando el diferente es “uno de los nuestros”. La diferencia se convierte entonces en traición imperdonable; se oye el rumor de las ovejas cuchicheando y apenas se ve la sombra de los dedos señalándote la espalda, siempre la espalda. Enhorabuena, has sido marcado.
Siempre se puede escapar, a veces con más dolor que otras, de cualquier grupo, incluso de los que no se eligen, de los que te vienen asignados como un pecado original indeleble en el momento que apareces en el mundo. Cualquier cosa merece la pena con tal de no renunciar a la propia identidad. Cualquier cosa.

7 comentarios:

  1. uffff, no se que decirte, es romántico incluso onírico lo que dices, pero no siempre se puede con la carga de ser distinto, el señalado, de ser tu mismo, no es tan facil, no es nada facil, ni antes, ni ahora, ni despues. Comparto tus ideas, pero la realidad es otra distinta.

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  2. ¿Te has sentido alguna vez un unicornio en un mundo de burros?
    Como cuenta la fabula de la serpiente y la luciernaga, una noche oscura en el bosque una serpiente empieza a seguir desesperadamente a una luciernaga y después de una persecución frenética la luciernaga se para y ante su muerte le pide a la serpiente que le deje hacerla una pregunta: ¿por que me sigues si ni si quiera pertenezco a tu cadena alimenticia? A lo que la serpiente le contesta: Por la simple razón de que no soporto VERTE BRILLAR.
    Ahí queda dicho, para todos...

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  3. Michelle, me ha gustado mucho lo que dices. Hay muchas serpientes de dos "patas" a nuestro alrededor.

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  4. Cuenta otra fábula la historia de un grupo de ranitas que deciden escalar una alta montaña. Cuando empieza la escalada las ranas que estan abajo mirando como las demás suben y suben con gran esfuerzo empiezan a gritar: ¡no lo vais a conseguir, no lo vais a conseguir! Y ven con gran gratitud como sus palabras empiezan a hacer efecto y las ranitas, poco a poco se van cayendo... excepto una que sube y sube hasta quedarse sola. Las demás, al ver que esa ranita no se cae siguen gritando desesperadas: ¡no lo vas a conseguir, no lo vas a conseguir! Pero la ranita sigue y sigue subiendo hasta que por fin llega a la cima de la montaña...
    ¿Y por qué llego la ranita? Os estareis preguntando... porque era SORDA.
    A palabras necias... ya se sabe...

    Espero que también te guste... Ysabel.
    Para todos vosotr@s...
    Os quiero un montón parejita, ya lo sabeis.

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  5. También me ha gustado Michelle.

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  6. Saludos, estoy organizando una Gira Virtual para la novela “El Valle de la Inspiración”, por Alexandra Román de Hernández. Nos gustaría que usted y su blog (bitácora) formaran parte de este evento. Comuníquese con nosotros para enviarle la información, lo puede hacer a través de Ivelisse Sanchez (ivelissesanchez@hotmail.com) o con la autora Alexandra Román de Hernández (aroman9@yahoo.es). Esperamos escuchar pronto de usted.

    Gracias, Alexandra Román de Hernández.

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