miércoles, 6 de abril de 2011

¿Y comieron perdices?


Ella sabrá lo que hace, pero su obsesión me desencanta día a día. Paso por que solo se compre zapatitos de cristal y pierda uno cada vez que sale de juerga con sus amigas. Soporto que, desde hace meses, comamos manzanas rojas para desayunar, comer y cenar. Incluso me he acostumbrado a esquivar el armatoste de rueca que ha plantado en la entradita del apartamento. Pero como vuelva a encontrarme otro sapo repugnante al abrir el armario del baño, desempolvo el gorro de plumas, desato al corcel blanco del garaje y me vuelvo a vivir al castillo de mis padres.

2 comentarios:

  1. ¡Qué bueno, Luís! La verdad es que me ha transmitido muy buen rollo. El día que te creas lo bueno que eres quizá escribas con mas asiduidad.
    Un beso enorme.

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